domingo

AMERICAN SPLENDOR


Harvey Pekar era un escritor. Y no digo "era" en un sentido figurado o narrativo, digo "era" porque lamentablemente murió en Junio de 2010, un escritor frustrado, como tantos otros (ejem), incapaz de que nadie le publicase sus textos, batallando por conseguir un hueco para sus críticas de jazz en alguna revista musical de mala muerte. Pero el destino no siempre es cruel, a veces deja un espacio para la esperanza, un buen día, en un alarde de generosidad, decidió presentarle a Robert Crump.
La historia de Pekar es la crónica sobre cómo transformar el fracaso en éxito. Fracaso en la Universidad. Fracaso en el ejército. Fracaso en el amor. Fracaso en la vida. ¿Qué tiene de interesante la vida de un fracasado? Harvey se refugió en un empleo mediocre como funcionario para el gobierno, allí nadie le molestaba y disponía del tiempo necesario para emplearlo en lo que realmente le gustaba.
Su afición por el jazz hizo que un buen día topara con un granujiento Robert Crump quien empezaba a hacer sus primeros pinitos en el mundo del cómic. Tuvo una revelación. El cómic le permitiría expresar cualquier cosa, las imágenes y las palabras ofrecían infinitas posibilidades. Pero, como nos pasa a la mayoría de los mortales, su mejor dibujo hasta la fecha consistía en trazar el monigote del "ahorcado"( y el rollo ese de formar una cara con un seis y un cuatro). Preparó un guión de comic: con sus viñetas, sus "ahorcados" parlanchines y "seises" y "cuatros" por doquier. Se lo enseñó a Crumb quién se mostró encantado, convirtiendo sus monigotes en verdadero arte underground y ahí empezó todo.
En pocos años "American Splendor" era todo un éxito. En el cómic Harvey se retrataba a sí mismo en su anodina vida fracasada, describía la vida desencantada de un ciudadano americano medio afincado en Cleveland que decide cenar bocatas de mantequilla de cacahuete para poder costearse su cara afición por coleccionar vinilos de Jazz. Y entre bocata y bocata , entre vinilo y vinilo, entre desengaño amoroso y polvo triunfal deja entrever un poco de lo que llamamos realidad. Pedacitos de preocupaciones cotidianas que nos afligen a todos los mortales cuando, tumbados en el catre, intentamos conciliar el sueño por las noches. Es la última persona en la faz de la tierra que podría aleccionarte, quizá por ello resulte tan convincente. Quizá por eso algunas de sus viñetas te dejan ese regusto amargo en la conciencia cuando llegas al final.
En 2003 se estrenó la película "American Splendor" (muy recomendable) y Harvey Pekar se convirtió en una verdadera celebridad, pero ni bajo esas circunstancias renunció a su trabajo de oficinista para el gobierno, conocedor de que sus historias se nutrían de lo cotidiano y hay montañas de "lo cotidiano" en el gris de los despachos de oficinas. Era consciente (parafraseándole) de que en caso contrario corría el riesgo de convertirse en un un escritor atormentado que escribe ajeno a la realidad desde su torre de marfil.
American Splendor te absorbe. Después de unas pocas páginas al mirarte al espejo te sorprende ver a un personaje de cómic en blanco y negro que intenta disimular su incipiente alopecía masculina peinándose hacia delante. Al consultar tu extracto bancario compruebas que estás en números rojos, una voz en off bajo la viñeta te dice "No te preocupes ya sólo te quedan dos semanas para volver a cobrar". Vuelves a tu casa bajo farolas que recortan de blanco el cielo negro pintado a pluma, pero no te inquietas, ansioso por llegar a casa en dónde te esperan las páginas de "American Splendor" ,allí Harvey te explicará el auténtico significado de "pasarlas canutas".
Joan Tort

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