lunes

Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

¿Cómo nos imaginamos un mundo donde esté prohibido leer, pensar o incluso caminar por la calle relajados con nuestros pensamientos? ¿Sería posible que los bomberos se dedicaran a provocar fuegos en lugar de apagarlos? ¿Un mundo dónde se está obligado a ser feliz (eso es, entretenido, activo, conduciendo a velocidades de vértigo sin observar lo que nos rodea, entre otras cosas) es posible?
Guy Montag es bombero y se dedica a quemar libros. La gente no puede leer, porque leer obliga a pensar y a preguntarse realmente si uno es feliz. “El lunes quema a Millay, el miércoles a Whitman, el viernes a Faulkner, conviértelos en cenizas y, luego, quema las cenizas. Este es nuestro lema oficial”. Proclama Montag, satisfecho.

Vive con esta rutina hasta que se encuentra con Clarisse McCleelan, una joven que sale a pasear por el bosque, a observar a los pájaros y a coleccionar mariposas. La persiguen, la investigan… “Quieren saber lo que hago a cada momento. Yo les digo que a veces me limito a estar sentada y a pensar. Pero no quiero decirles sobre qué. Echarían a correr. Y a veces, les digo, me gusta echar la cabeza atrás y dejar que la lluvia caiga a mi boca. Sabe a vino. ¿Lo ha probado alguna vez?”
“¿Es usted feliz, Montag?”
Su esposa Mildred no recuerda ni cuando se conocieron…. Empieza a sentir un cambio. Una señora se deja quemar con sus libros… No soporta a las amigas de su esposa ni la publicidad martilleante del metro…. Se siente vigilado por su jefe y supuesto amigo Beatty, por un Sabueso que capta su olor….

Acabo de leer el famoso libro de Ray Bradbury y me ha entusiasmado. Un futuro que se me antoja… ¿probable? Esperemos que no. ¿Hay esperanza para Montag? Os animo a leer el libro, tanto por su argumento como su prosa, delicada y visual. Una grata experiencia.

Oleguer Solsona

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