“Abierto toda la noche” se trata de la primera novela de David Trueba, cuyo título hace referencia a la idea de que nuestro propio hogar es el único local que queda abierto durante la noche, del cual podemos salir y entrar a nuestro antojo, sirviendo de cobijo o cárcel ante las alegrías y sinsabores que nos ofrece el mundo “exterior”.

Llegué a ella tras recomendarme un amigo la novela de Trueba “Cuatro amigos”. Al no encontrarla me quedé con ésta, publicada en 1995, en la que se narra las experiencias de verano de la excéntrica familia Belitre, que se mudan a Madrid, a un palacete heredado por la abuela.

En la novela un narrador testigo nos cuenta las peripecias de la familia, cómo se relacionan, cómo actúan, dándonos una descripción de ellos a través de sus actos. No se entrevé una trama argumental definida, parece una sucesión de hechos vividos por los personajes, con el riesgo que ello conlleva para engancharse a la historia. Se mantiene el interés a través del humor pincelado en algún momento por aspectos trágicos que te dejan algo chafado.

Se van intercalando las peripecias de los 6 hijos (todos varones, con edades comprendidas entre los 9 y los 28 años) que reproducen distintos modelos masculinos: el ligón, el inocente, el soñador, el marginado… Vemos, en los hijos mayores, la suma importancia de su relación con las chicas. También nos muestra, aunque como personajes no les adivino tanto carisma, al padre y la madre en plena crisis matrimonial debido al tedio y a la influencia de la enfermedad mental de uno de los hijos menores. Finalmente, la divertida religiosidad y las poesías del abuelo y su peculiar relación con la abuela Alma.

Aparecen personajes secundarios, algunos más logrados que otros, como Nicole, la novia francesa de Basilio, el hijo mayor; el doctor Tristán, un psicólogo de métodos novedosos que ayuda a algunos de los miembros de la familia; su hermana Mayka; la sufrida Aurora y su relación con Nacho; Sara, la cuidadora de la abuela del cual se enamora más de un miembro de la familia o John y Paul, dos testigos de Jehová.

En general, una novela entretenida y que se lee bastante fácil, teniendo en algunas situaciones cómicas, los diálogos (se nota la pericia de Trueba en el guión cinematográfico) y algunos personajes (en especial, me han encantado el abuelo Abelardo y Gaspar, el hijo adolescente) sus puntos fuertes.